La salud dental de los niños es un gran desafío. No solo por la gran cantidad de caries y malos hábitos de higiene que comúnmente tienen los niños, sino también porque cualquier elemento que pueda afectar el desarrollo de su dentadura podrá ser un problema para el resto de sus vidas. Por suerte, la tomografía 3D es una técnica que permite actuar ante estas situaciones a tiempo.

Tomografía 3D en niños

La tomografía es una técnica de exploración radiológica que permite hacer análisis más detallados del organismo a comparación de las radiografías 2D tradicionales. Esto se debe principalmente a que con esta se producen imágenes que permiten observar el cuerpo humano como un todo sin excluir los tejidos blandos.

En el caso de los niños, como su cavidad bucal apenas está en desarrollo es necesario realizar tomografías con cierta frecuencia para identificar a tiempo cualquier problema que podría traer malestares en el futuro, como dientes montados o afectaciones en la pulpa del diente.

¿Existen riesgos?

Si bien es cierto que los niños son menos resistentes a la radiación que el adulto promedio, el riesgo a la hora de realizarse una tomografía es mínimo.

La radiación en el cuerpo es medida con la unidad MiliSieverts (mSv). Para que los rayos x representen un problema para la salud de una persona se debe exponer a una dosis mayor a los 1.000 mSv y a las personas que trabajan con este tipo de máquinas se les recomienda no exponerse a más de 100 mSv cada 5 años.

En el caso de un TAC de cuerpo completo se estima que se expone el cuerpo a 10 mSv. Ya que la tomografía dental está localizada y requiere de mucho menos tiempo, la exposición a la radiación será mucho menor.

En otras palabras, esta técnica es completamente segura tanto para niños como para adultos.

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